Huellas de Soria

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El puente de Camparañón

Visitar los alrededores de Soria puede proporcionarnos interesantes sorpresas. Hemos oído hablar del puente de Camparañón de posible factura romana y es muy fácil llegar hasta él. A unos quinientos metros del caserío de Camparañón, por un camino que sale de detrás de la iglesia, a la izquierda ese pequeño monumento obliga a una parada. Salva el río Milanos en el caso de que hubiera agua, algo que casi nunca ocurre. En el ‘Catálogo-inventario de puentes anteriores a 1936. Soria. Cátedra de Estética de la Ingeniería. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Diciembre 1986’, podemos leer sobre estructura y materiales: bóvedas de cañón de mampostería tosca de gran tamaño sin argamasa entre ellas, sobre pilas del mismo material. Restos de tajamares y contrafuertes. Puente con simetría, pese al aspecto absolutamente rústico. Ausencia de peto. En cuanto a las características físicas: tres vanos, longitud total 14 metros, anchura tablero 2,40 metros, espesor de pilas 0,30 metros, altura máxima rasante 2,20 metros. Como singularidades: ligeramente alomado. Armonía del conjunto. Realizaron la visita en 1986 y concluyeron: buen estado de conservación, pero peligra por el paso de vehículos pesados. Entorno agradable. Dan por hecho que el puente de Camparañón es, posiblemente, romano.

La mañana que visité este pequeño e interesante puente seguí el camino que pasa sobre él y se adentra en un bosque de encinas. La posibilidad de que pudiera encontrarme con algún animal salvaje (cruzan desde ahí la carretera con relativa frecuencia), y el hecho de ir sola, me hicieron volver hasta el puente sin apenas haber recorrido un kilómetro. Mirando un mapa, es fácil discernir que ese camino podría dirigirse hacia la villa romana de Las Cuevas, del que dista alrededor de tres kilómetros. Planteada esta posibilidad a María Jesús, de Arquetipo, respondió que cabría esa posibilidad.