Huellas de Soria

Huellas de Soria

Continente María

María Victoria Casares Pérez (María Casares), nació en La Coruña el 21 de noviembre de 1922, hija del político Santiago Casares Quiroga y de su mujer, Gloria Pérez Corrales. Hace unos meses, el Centro Gaya Nuño acogió una exposición de esta gran mujer y del guitarrista Pedro Soler. El sábado pasado, 14 de octubre, se representó en el Palacio de la Audiencia, Continente María, de Aine Producciones, con texto de Marianella Morena e interpretación de Melania Cruz (premio da Cultura Galega 2022, modalidad Artes Escénicas) y Vadim Yukhnevich. Jesús Bárez había recomendado la asistencia a través de un whatsapp al grupo del Huerto Poeta. Durante 75 minutos, Melania y Vadim mantuvieron a los espectadores pendientes de la guitarra, el acordeón y el piano, y de la figura de una mujer, sencillamente vestida, que contaba con acento gallego unas veces y francés otras, la vida de María Casares. De vez en cuando, las luces, sabiamente gobernadas, como el órgano de Francisco de Salinas, que poetizara fray Luis de León, hacían vibrar de rabia contenida o recordar, presa de saudade, su Coruña natal o su amor eterno por Albert Camus.

Conocí la existencia de María Casares a través de las distintas biografías de Camus, a través de todas las historias que escribió. Hace ya muchos años, mi hermana María Luisa y yo nos prometimos comprar siempre todo lo relacionado con el argelino-francés. Desde entonces, Camus-Casares están unidos en mis sentimientos y, con ellos, la juventud en Barcelona escuchando música francesa, como la Vie en rose, de Édith Piaf, que sonó también en el Palacio de la Audiencia, o el libro de las obras completas de Shakespeare, de Editorial Aguilar, que María-Melania guarda en la maleta para que le acompañe, como a mi me acompaña otro igual, regalo de un antiguo compañero de trabajo, también en Barcelona.

Cuando llegué a casa busqué en el archivo de RTVE una entrevista que recordaba haber visto en el programa A fondo, de Joaquín Soler Serrano, un espacio donde un inmenso Soler dejaba hablar a los protagonistas. María habla sin parar y fuma de la misma forma en esa entrevista de 1981. Siempre pensé que tenía los ojos negros, pero los tenía claros, verdosos, de mar, como la mayoría de los gallegos. Entre las perlas que dejó, con un acento más gallego que francés, dijo que “cuando se está exiliado una vez, se está para siempre, pero también se aprende que no hay fronteras”. Asegura que, pese a haber sido una residente privilegiada, se ha pasado la vida buscando una identidad. Sobre Camus dijo que fue su amor, su amigo, su padre, su educador. Con él, afirmaba, todo tenía sentido y le enseñó que nunca se está sola, aunque no haya nadie alrededor.

María Casares fue una gran actriz de teatro, admirada y querida por el público francés, donde representó, desde los 19 años, a Shakespeare, Sartre, Genet, Chéjov…, y a españoles, como Valle Inclán, Lorca, San Juan de la Cruz…, y, por supuesto, a Albert Camus. Fue premiada en Francia, con la Legión de Honor, entre otros, y en España. Llevó a cuestas toda su vida, hasta que falleció en Allone (Francia), el 22 de noviembre de 1996, a los 74 años, el estigma de exiliada.

Ficha artística

Texto: Marianella Morena

Dirección y dramaturgia: Tito Asorey

Con Melania Cruz y Vadim Yukhnevich

Producción ejecutiva: Xosé A. Touriñán, Tito Asorey y Melania Cruz

Dirección de producción: Javi Lopa y Álvaro Pérez Becerra

Diseño de espacio escénico: José Faro “Coti”

Diseño de iluminación: Laura Iturralde

Diseño de Videoescena: Laura Iturralde y Miriam Rodríguez

Diseño de vestuario: Laura Baena

Diseño de espacio sonoro y música original: Vadim Yukhnevich

Voces en off: César Goldi y Tito Asorey

Una producción de Ainé Producións