Las Móndidas
Limpias, purificadas, sacerdotisas, las muchachas sampedranas, visten (ceremonial compartido con las familias) impolutos trajes blancos rematados de bordados y puntillas. El acto de vestir a la móndida o monda, es ritual, lento, nervioso a veces, como se viste a una novia. Un ramo anuncia, delante de sus moradas, que de allí saldrá una móndida, una canéfora, una joven que va a ofrendar a las vírgenes o santos, lo que las sacerdotisas que las precedieron portaban a Deméter o a Ceres,
la misma diosa, una griega, la otra romana. Las protectoras de las cosechas y de la fecundidad. Cubren en parte el albo vestido ceremonial con un mantón, aportación moderna. San Pedro Manrique, capital de la Sierra de la Alcarama, se vuelca, año tras año, con estas muchachas encargadas de agradecer la bondad de las cosechas y de recibir a la estación del año más deseada. Matasejún, Sarnago y La Ventosa comparten con San Pedro tan hermosa tradición.
Sarnago recuperó, hace ya muchos años, sus Móndidas, entre otras muchas cosas recuperadas por este pueblo a quien Jesús Vasco, con mucho tino, compara con la aldea gala de Astérix y Obélix. Como el boca a boca es el mejor método para la valoración,(hasta la aparición de soportes digitales que a veces funcionan bien y otras como las noticias falsas hacen la puñeta), caen por Sarnago personas animadas por sarnagueses entusiastas quienes, a la vez, se iluminan de y con ese entusiasmo. Eso le sucedió a Álvaro Calvo, de Cintruénigo, amigo de Iñaki Vallejo y de su hermana Laura, hijos los dos de Manuel y de Rosi, su mujer, sarnagueses de usar pala y cemento y lo que haga falta para ir dando vida y lustre a Sarnago. En ese pueblo de Tierras Altas, a los pies de la Alcarama, cada cual hace lo que mejor sabe hacer o lo que va aprendiendo de los demás. Álvaro sabe mucho de gigantes, desde joven los baila en Cintruénigo y decidió hacer la móndida-giganta y llamarla Laurita, en honor de la hija de Iñaki y Rosa que en ese tiempo vivía en Australia y los padres la echaban de menos.
Nos fue explicando todo el proceso para tramar un gigante, porque además de bailarla la construyó. Es complicado, así que resumiremos. Arcilla, moldear, escayola, sale el negativo y, sobre él, poco a poco, el cartón piedra, o algo así. A lo que hay que añadir el armazón. Y vestirla, tal y como se visten las mozas móndidas de Sarnago, pero a escala, ya que Laurita mide 4,70 metros de altura y pesa 24 kilos y medio que reposan sobre los hombros de Álvaro cuando la baila, algo que ya hecho, además de en Sarnago, en Zaragoza, Golmayo y allá donde le llaman.
Álvaro Calvo es socio, desde 2018, de la Asociación de Amigos de Sarnago. Está casado con Anabel, gaitera, por lo que coinciden en fiestas y bullicios, a veces acompañados de sus tres hijas de nombres tan preciosos como Puy, Ana e Irati. Todos tan enamorados de Sarnago y sus gentes que han adquirido un solar frente a la iglesia (o lo que queda de ella) y se están construyendo una casa para beneficiarse de los aires de la Sierra de la Alcarama y de la compañía de los sarnagueses.