En Agost (Alicante), Emili Boix y su mujer, Empar, se dedican al noble arte de modelar el barro, tarea de dioses. Cinco generalicones les avalan, “cinco generaciones manteniendo el fuego, guardando la tradición, cultivando la sensibilidad, buscando la originalidad, volviendo a las raíces”, como se lee en el folleto que acompaña sus obras. Y lo hacen en hornos árabes, abundantes en una zona donde los moriscos dejaron la muestra indeleble de un arte milenario. La figura que aparece en la foto me la obsequió el matrimonio Boix e hizo de portador mi buen amigo el maestro Manuel Castelló, convecino de ellos. La figura es una representación de una terracota ibérica que encontraron en una cueva de Alcoy. El pueblo la ha bautizado como “la Mare de la Serreta”, queriendo ver en ella a una madre abrazando a todos sus hijos. Si algún pasan por Agost, o cerca, no duden en parar para visitar el alfar de Emili, allí van a ver, además del antiguo taller, una colección de cerámica alicantina de los siglos XIX y XX y un interesante pueblo de trazado árabe con numerosos hornos (ya cerrados) de lo que fue un mportante centro alfarero. Merece la pena y el pueblo está rodeado de otros importantes: Elche, Elda, Monóvar…
