Huellas de Soria

Huellas de Soria

En Tardesillas con Leonor, Jordán y Kira

A unos seis kilómetros de Soria, entre los ríos Duero y Tera, Tardesillas resulta ser un lugar muy divertido para los niños. No escribiremos nada sobre su historia, que seguro la tiene ya que se localiza a tiro de honda de Numancia. Tampoco del recientemente instalado aeródromo provincial, cuyos aviones grises allí aparcados producen un pequeño (o grande, según quien lo sienta) escalofrío, tal vez por la historia de lo que fuera Campo de Aviación Negrero y su utilización durante la Guerra Civil, escalofrío compensado por las ligeras avionetas que aprenden a mantener en el aire los alumnos. Tampoco diremos nada de la iglesia de la Natividad, ya que por dentro, siguiendo la inveterada costumbre de esta provincia, es imposible acceder, cerrada a cal y canto, aunque en la torre del campanario un par de cigüeñas han instalado su nido. Sólo haremos hincapié en la comodidad y limpieza de sus calles; en la fábrica de embutidos Caba; en el parque infantil con juguetes, monigotes que han instalado por todo el pueblo fabricados con elementos de reciclaje y madera; y del bar-restaurante Desde siempre, que en nada desmerece de los mejores de la provincia.

A Tardesillas nos desplazamos con frecuencia Leonor, Jordán, yo y la perrita Kira. Frente a uno de los parques un gallinero bien guardado por un perro, hace las delicias de Jordán y Kira además de estar perfectamente integrado en el entorno rural. Una extensa alameda, ahora desnudos de hojas los árboles, jalona la orilla del río y esperamos con impaciencia el poder verlos vestidos.