Huellas de Soria

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La Isla Diamante

Pilar Herranz Adeva

Cuando se acaba de leer esta novela de amor en general y también de amor pasional, se tiene la sensación de que algo de cada lector aparece reflejado en sus páginas. La historia transcurre entre el año 1979 y termina en el 2013 pasando por los años 2005 y 2011. Está contada con sencillez y elegancia, cualidades que luce sobradamente Pilar Herranz, la autora. Transcurre, sobre todo, en la isla de Wight (Reino Unido), donde María, la protagonista y Pilar, la autora, pasaron unos años, tras licenciarse en Filología Anglo-germánica, como lectora. Detalles de la isla, de su vegetación, de los acantilados, son reflejados, como si de fotografías se tratara, a lo largo de la historia. Una historia sencilla en principio que se complicará en un momento del relato. Una historia de amor, ni más ni menos. Pero en ella, la autora, deja ver su profunda cultura, su amor por la Música, la Literatura, la Pintura y la Poesía. No en vano es poeta y ha publicado varios poemarios. De tal manera relata el amor por todas esas artes, que me vi escuchando de nuevo Europa, de Santana, que tenía olvidada. Se recrea en John Keats, Virginia Woolf y, en especial, en los autores de habla inglesa que traslada al papel en su versión original y ella misma traduce. En uno de sus retornos a la isla de Wight lo hace en compañía de su familia y en otro sólo con su marido, a quien profesa un profundo respeto y él una profunda comprensión por el motivo que, en dos ocasiones, les ha llevado de nuevo a la isla.

Tal vez, como se lee en alguna página de “La isla Diamante”, “Quizá sólo seamos conscientes de nuestra vida cuando recordamos, quizá sólo vivamos realmente en el recuerdo”. Es una deliciosa novela a ratos alegre y otros triste, pero todo contado como en susurros, con elegancia, con fondo de Jazz y música, donde el sonido de las olas contra los acantilados es el único que va más allá del susurro.